LE ROYAUME OUBLIÉ
La Tragédie Cathare

Hespèrion XXI, Jordi Savall, La Capella Reial de Catalunya

32,99


Referència: AVSA9873
la Coisade Contre les Albigeois

  • La Capela Reial de Catalunya
  • Hespèrion XXI
  • Jordi Savall
  • Pilar Jiménez Sánchez
  • Manuel Forcano
  • Anne Brenon
  • Martín Alvira Cabrer
  • David Renaker
  • Sergi Grau Torras

El reino olvidado hace referencia en primer lugar al «reino de Dios» o «reino de los cielos» tan apreciado por los cátaros y prometido a los buenos cristianos desde la venida de Cristo; pero también, en nuestro proyecto, nos recuerda la antigua civilización olvidada de Occitania. Esa «Provincia Narbonensis», tierra de antigua civilización donde los romanos dejaron su huella y que Dante definió como «el país donde se habla la lengua de oc», apenas merece unas palabras en el diccionario Le Petit Robert 2 de 1994, con la breve explicación: «n. f. Auxitans Provincia. Uno de los nombres de las regiones de lengua de oc en la Edad Media». Como señala Manuel Forcano en su interesante artículo «Occitania: espejo de Al Ándalus y refugio de Sefarad», «Occitania se había distinguido por ser un territorio abierto a todo tipo de influencias, una frontera permeable de poblaciones e ideas, un delicado crisol donde confluían los saberes, las músicas y los poemas procedentes del sur, del sabio y sofisticado Al Ándalus, así como del norte, de Francia y Europa, y del este, de Italia e incluso de los Balcanes y el exótico Bizancio». Todas esas influencias diversas la convierten en uno de los centros más activos de la cultura románica, un territorio con una intensa actividad intelectual y con un raro grado de tolerancia para la época medieval. No es de extrañar que el amor udrí de los árabes inspirara la poesía y el fin’amor de trovadores y trovadoras (trobairitz). Ni tampoco que la cábala naciera entre esas comunidades judías. Ni, por último, que esos cristianos propusieran y discutieran modelos de Iglesia diferentes, las de los buenos hombres o catarismo y la del clero católico.

El catarismo es una de las creencias cristianas más antiguas e importantes; se diferencia de la doctrina de la Iglesia oficial por su certeza en la existencia de dos principios coeternos, el Bien y el Mal. Desde los primeros tiempos del cristianismo, el término herejía (que viene del griego hairesis, «opinión particular») se aplicó a las interpretaciones diferentes de las reconocidas por la Iglesia oficial. Como subraya con claridad Pilar Jiménez Sánchez, en su artículo «Orígenes y expansión de los catarismos», aunque en un principio se pensó que esas creencias disidentes aparecidas ante la proximidad del año mil eran originarias de Oriente (Bulgaria), resulta evidente que se desarrollaron de un modo del todo natural a partir de las numerosas controversias religiosas suscitadas en Occidente a partir del siglo IX. Se instalaron con fuerza en muchos pueblos y ciudades de esa Occitania que tenía una forma de vivir muy personal y que vio su esplendor en el arte de los trovadores. La extraordinaria riqueza musical y poética de esa cultura “trovadoresca” que se difunde durante los siglos XII y XIII representa uno de los momentos históricos y musicales más notables del desarrollo de la civilización occidental. Época rica en intercambios y transformaciones creativas, pero llena también de sacudidas e intolerancia, ha sido objeto de una terrible amnesia histórica debida en parte a unos acontecimientos trágicos vinculados con la cruzada y con la persecución implacable de los cátaros de Occitania. La terrible cruzada contra los albigenses desencadenó, en realidad, una auténtica “tragedia cátara2.

+ Informació al llibret del CD

JORDI SAVALL
Bellaterra, 3 octubre 2009

Traducción: Juan Gabriel López Guix

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