W.A. MOZART
Le Testament Symphonique

Jordi Savall, Le Concert des Nations

21,99


A mediados de 1788 Mozart alcanza, con 32 años, la plena madurez creativa, dominada por sus tres últimas sinfonías, unas obras maestras absolutas que compuso en un período muy corto, apenas mes y medio. Ese extraordinario «macizo sinfónico» con las tres cumbres de la n.º 39 en mi bemol del 26 de junio, la n.º 40 en sol menor y la n.º 41 en Do mayor, la Júpiter, del 10 de agosto, representa sin lugar a dudas su «testamento sinfónico».


El testamento sinfónico de Mozart

1787-1791 Años de madurez creativa, años de desamparo

A mediados de 1788 Mozart alcanza, con 32 años, la plena madurez creativa, dominada por sus tres últimas sinfonías, unas obras maestras absolutas que compuso en un período muy corto, apenas mes y medio. Ese extraordinario «macizo sinfónico» con las tres cumbres de la n.º 39 en mi bemol del 26 de junio, la n.º 40 en sol menor y la n.º 41 en Do mayor, la Júpiter, del 10 de agosto, representa sin lugar a dudas su «testamento sinfónico». Una tarea titánica que lleva a cabo sin obedecer ningún encargo preciso y, no lo olvidemos, en unas condiciones de vida extremadamente precarias, como lo pone de manifiesto esta carta (casi contemporánea de la composición de la sinfonía en sol menor K.550, acabada el 25 de julio), que envió a Michael Puchberg, miembro de la logia Zur Wahrheit (La Verdad), que a menudo respondió en esa época a sus desesperadas peticiones de ayuda y le prestó regularmente dinero:

«Muy querido amigo y hermano de la Orden:

A causa de las grandes dificultades y complicaciones, mis asuntos se han vuelto tan enrevesados que resulta fundamental poder obtener dinero con estos dos recibos de la casa de empeños. Le ruego, en nombre de nuestra amistad, que tenga esa amabilidad, pero debería ser de manera inmediata. Perdone que lo importune, pero ya conoce mi situación.»
 

JORDI SAVALL
Melbourne, 28 marzo 2019

+ Información en el booklet del CD

 

[1] Añadimos como bonus track a nuestra edición de las tres últimas sinfonías de Mozart la grabación de la Maurerische Trauermusik, y ello para situarnos mejor en el ambiente musical y espiritual de esas logias masónicas a las que tan estrechamente estuvo vinculado el compositor. La hemos colocado (por razones de minutaje) al final del primer disco, pero el momento ideal para su escucha también puede ser tras el último movimiento de la Sinfonía Jupiter.

[2] El mismo Lichnowsky que, quince años más tarde, en octubre de 1806, amenazó a Beethoven con detenerlo porque se negaba a tocar el piano para los oficiales franceses desplegados en su  castillo (Silesia fue ocupada por el ejército napoleónico tras Austerlitz). Tras una violenta disputa, el compositor abandonó a su anfitrión y le envió una nota sobre la que sobran los comentarios: «Príncipe, todo cuanto sois, lo sois por el azar de vuestro nacimiento. Lo que yo soy, lo soy por mí mismo. Príncipes, los hay y los habrá por millares. Sólo hay un Beethoven».

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