L’ORFEO

Jordi Savall, La Capella Reial de Catalunya, Le Concert des Nations

21,99


Referencia: AVSA9911

    • LA CAPELLA REIAL DE CATALUNYA
    • LE CONCERT DES NATIONS
    • Jordi Savall

El Mito de Orfeo es uno de los más oscuros y más llenos de simbolismo de toda la mitología helénica. De orígenes antiquísimos, se desarrolló hasta convertirse en una verdadera teología, alrededor de la que existía una abundante literatura en gran parte de carácter esotérico. Orfeo es el “cantante” por excelencia, el músico, el poeta. Toca admirablemente la lira y la cítara, cuya invención se le atribuye. De él se decía que sabía cantar y tocar unos cantos tan suaves que las bestias salvajes lo seguían, los árboles y las plantas se inclinaban hacia él y los hombres más feroces se calmaban por completo.


El Mito de Orfeo es uno de los más oscuros y más llenos de simbolismo de toda la mitología helénica. De orígenes antiquísimos, se desarrolló hasta convertirse en una verdadera teología, alrededor de la que existía una abundante literatura en gran parte de carácter esotérico. Orfeo es el “cantante” por excelencia, el músico, el poeta. Toca admirablemente la lira y la cítara, cuya invención se le atribuye. De él se decía que sabía cantar y tocar unos cantos tan suaves que las bestias salvajes lo seguían, los árboles y las plantas se inclinaban hacia él y los hombres más feroces se calmaban por completo.

En el libro IV de Las Geórgicas de Virgilio (70-19 a.C.) hallamos la versión más rica y completa de uno de los mitos más celebres relativos a Orfeo: el de la bajada a los infiernos por amor a su mujer, Eurídice, muerta por la mordedura de una serpiente cuando intentaba escaparse de la persecución de Aristeo. Con los acentos de su lira y de su canto consigue hechizar no sólo a los monstruos del infierno, sino también a los dioses infernales. Los poetas rivalizan en imaginación para describir los efectos de esta música divina. Finalmente los dioses infernales aceptan sus súplicas con la condición de que Orfeo volverá a la luz del día, seguido de Eurídice, sin volverse para mirarla antes de salir de su reino.

Llegado casi al final, Orfeo tiene una duda terrible: ¿no le han engañado? ¿Eurídice está realmente detrás de él? De repente se gira y Eurídice muere por segunda vez. Orfeo intenta volver a buscarla, pero esta vez Caronte es inflexible y ha de volver, inconsolable, con los humanos. De todas las tentativas de asociar la música a este mito, La Favola d’Orfeo con el poema de Alessandro Striggio y música de Claudio Monteverdi, estrenada en la corte de Mantua el 24 de febrero de 1607, es el exponente más acertado y completo. Gracias a su extraordinaria concepción musical y dramática, y a una partitura cuidadosamente elaborada. L’Orfeo de Monteverdi alcanza una perfección que se conseguirá muy raramente en toda la historia de la ópera. Después de las primeras experiencias en un tema similar, como la Euridice de Jacopo Peri y Giulio Caccini, libreto de Ottavio Rinuccini (Florencia, 1600), Monteverdi marca, con esta primera ópera, el verdadero comienzo de la expansión del nuevo stile rappresentativo. Es el primer músico para quien la expresión de los sentimientos “che movono grandemente l’animo nostro”, la pintura de las pasiones se vuelve absolutamente prioritaria. Por esto, cuando afirma que «el compositor moderno ha de fundamentar sus obras sobre la verdad» define un concepto revolucionario y radical, que modificará definitivamente la relación texto-música. Su obra le acredita como uno de estos rarísimos genios polivalentes, capaz de sintetizar los estilos más diversos. Monteverdi es un compositor barroco ciertamente, pero en la música hay todos los ingredientes esenciales de los ideales posteriores. Un texto muy elocuente de Harry Halbreich le define magistralmente:

«¿Qué es un Romántico? Es un artista que da a la expresión la prioridad sobre la construcción y la búsqueda; es un artista que procura, sobre todo, traducir los sentimientos y las pasiones de sus personajes viéndolos a través del prisma de su propia personalidad: esto es Monteverdi.

¿Qué es un Clásico? Es un artista que se niega a sacrificar la belleza pura, el equilibrio y la armonía de las proporciones; es un artista que crea nuevas formas y nuevos medios de expresión que servirán de modelo a las generaciones siguientes: esto es Monteverdi.

¿Qué es un Impresionista? Es un artista que da a la materia, al color y a la armonía un valor propio y autónomo, y cree que los sentidos tienen que ser satisfechos tanto como el espíritu o el corazón: esto es Monteverdi.

¿Qué es un Moderno? Es un artista que viviendo apasionadamente su siglo, lo hace avanzar constantemente, abriendo camino a la conquista de su propia sensibilidad y expresión; es un músico eternamente joven: todo esto es Claudio Monteverdi, un músico que será siempre nuestro contemporáneo.»

L’Orfeo (después de más de 400 años desde su creación) y las otras dos óperas de Monteverdi que se han conservado demuestran ser unas obras vivas y con capacidad de emoción dirigida a lo más profundo de nuestra sensibilidad; así lo testimonia el éxito cada vez más grande en todo el mundo y el interés creciente que generan. Este Orfeo nos permite conocer el poder de la música en una de sus formas más concentradas y puras.

JORDI SAVALL

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