JOSÉ MARÍN Tonos Humanos
Montserrat Figueras
17,99€
Ref: AVSA9802
- Montserrat Figueras
Cantábase en el siglo XVII en la Península Ibérica una gran variedad de danzas y bailábanse también muchos romances y villancicos. Nuestros genios literarios y teatrales -desde Juan del Enzina hasta Calderón de la Barca, pasando por Miguel de Cervantes y Lope de Vega- nos han dejado en sus loas, entremeses, comedias y bailes, un maravilloso repertorio “rico de villancicos, de coplas, seguidillas y zarabandas”, en los cuales se bailaba “hasta molerse el alma” (La Entretenida) y se “cantaba con tal donaire” (La Gitanilla) “que suspendían los sentidos y los ánimos de cuantos los escuchaban” (Persiles y Segismunda). El Príncipe de los Ingenios, Miguel de Cervantes, nos explica en “La Gitanilla” cómo la Preciosa bailaba y cantaba al son del tamboril y de las castañuelas “por ser la danza cantada” y cómo en ella se acompañaba con “unas sonajas, al son de las cuales dando en redondo largas y ligerisimas vueltas cantó el romance”.
La conjunción histórica y social de esta época, hace posible la reunión de una gran diversidad de influencias reflejadas en la práctica musical cotidiana, desde las más populares hasta las más cortesanas, y así se nos hacen patentes las muy diferentes maneras, cualidades y formas de cantar: Es el mismo Cervantes que nos describe de cómo Feliciana de la Voz “soltó la voz a los vientos y cantó” con tal belleza “que suspendió los sentidos” (Persiles y Segismunda ), y también como Escalante, cantaba seguidillas “con voz sutil y quebradiza” (Rinconete y Cortadillo ). Así mismo Lope de Vega en “El Viaje del alma “ , sugiere “tañe, canta, come y bebe, salta y corre, danza y baila” y Lucas Fernández en una Comedia, afirma “Aballemos, que cantando nos iremos ¿qué cantar quieres cantar? uno que sea de bailar”. Y finalmente de nuevo Cervantes en “El Quijote de la Mancha” cuando dice en boca de Altisidora: “no quería que mi canto descubriese mi corazón …” mientras que en “La Entretenida” elogia “la barbera que canta por el cielo y baila por la tierra” .
La fuerza poética y musical de los siglos anteriores se perpetuó en todos los niveles, incluso los más populares, ya que es evidente en el testimonio literario que los cantantes del siglo XVII conocían los villancicos y romances antiguos, (sobre Gaiferos y Melisanda, Durandarte, el Conde Claros, Dos Ánades, Madre la mi madre, Tres morillas, etc.) y poseían también las técnicas de improvisar y ornamentar haziendo garganta (utilizadas durante todo el siglo XVI en el repertorio para voz y vihuela; Milán, Narváez, Mudarra etc.). Todo ello contribuyó a la evolución y consolidación de un patrimonio musical genuino de una extraordinaria vitalidad y belleza.
La mayoría de los Tonos Humanos de José Marín seleccionados para esta grabación, fueron compuestos sobre Passacalles, Canarios, Españoletas, Jácaras, Paradetas y Zarabandas, y en todos ellos Marín consigue que el canto se nutra siempre de la sugestión del texto poético, sin renunciar la vitalidad de la danza. Las improvisadas glosas y diferencias galanas realizadas “extempore” tanto por la voz, como por las cuerdas pulsadas de la guitarra y del arpa, y por las percusiones sutiles de los tamboriles y castañuelas, nos acercan a un momento privilegiado de la música ibérica, en el cual el espíritu de los antiguos se mezcla y combina con las más novedosas influencias nacidas aún en el seno de una cultura multiracial y siempre a la escucha del alma de sus pueblos.
Montserrat Figueras
Bellaterra, Enero del 1998
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