JEANNE D’ARC. Batailles et Prisons.

Hespèrion XXI, Jordi Savall, La Capella Reial de Catalunya, Montserrat Figueras

32,99


Refèrencia: AVSA9891

  • Jordi Savall
  • La Capella Reial de Catalunya
  • Hespérion XXI

 


Gracias a los numerosos trabajos de renombrados historiadores y de investigadores de Francia y otros países, la verdadera historia de Juana de Arco resulta hoy accesible y, en líneas generales, bastante conocida en todo el mundo. Una historia que va más allá de los términos de «mito», «leyenda», «folklore» utilizados a menudo en relación con ella por muchos escritores, puesto que lo que sabemos de Juana la Doncella se basa en documentos rigurosamente auténticos: crónicas, cartas públicas, registros del Parlamento de París, manuscritos firmados por notarios, los textos de los dos procesos que sufrió, uno en vida y otro después de muerta… todo ello pasado por el estricto cedazo del método histórico más exigente. Por desgracia, eso no ha impedido que todo tipo de leyendas e historias falsas se presenten como verdades ocultas o incluso como nuevos descubrimientos. Sin embargo, lo que más me sorprendió, hablando con diferentes personas durante la preparación de este proyecto, fue constatar con qué facilidad se olvidaban, incluso por parte de personas cultas, informaciones esenciales (como la firma del tratado de Troyes) que originan y culminan ese antiguo y prolongado conflicto que opuso con tanta violencia a ingleses y franceses. «Sin los sentidos no hay memoria, y sin memoria no hay inteligencia», nos recuerda Voltaire en su Aventura de la memoria (1773). Por eso, aunque sea importante, nuestra capacidad de memoria personal se concentra a menudo en hechos, conocimientos y experiencias que nos resultan queridos y cercanos, o que nos han afectado profundamente. El conjunto de todos tales recuerdos determina la memoria histórica de un pueblo, y de ésta depende nuestra capacidad de mantener viva la memoria de los gestos heroicos y excepcionales vividos por los hombres y mujeres de antaño, pero también de las tragedias y los sufrimientos del ser humano, un ser humano a menudo solo (como en el caso de la Doncella) frente a las ideologías sofocantes y los fanatismos que matan. El mal absoluto es siempre el que el hombre inflige al hombre. Ya se ha dicho y repetido, pero es necesario insistir en ello, como hace Régine Pernoud: «el pasado no ofrece ningún ejemplo de destino más extraordinario que el de esa Doncella de diecinueve años. Tanto si vemos en ella una enviada de Dios o una heroína surgida del pueblo para liberarlo, no dejó a nadie indiferente: ni a Voltaire más que a Schiller, ni a Anatole France y Renan más que a Péguy y Claudel, ni los historiadores de la Escuela de Cartas más que a los aficionados, ni a los sabios japoneses más que a los universitarios rusos».

Como siempre, nuestros libros-cd se caracterizan por una presentación de música y textos en relación directa con momentos muy concretos de la historia, una historia a la que nos gusta dotar de voz hablada –aquí, la de Juana y sus contemporáneos (testigos o inquisidores)– y acompañarla de su «banda sonora» correspondiente. En este caso, contiene músicas de la época, pero también músicas nuevas creadas en 1993 para ilustrar la epopeya de Juana con ocasión de las dos películas dirigidas por Jacques Rivette (Jeanne la Pucelle: Les batailles y Jeanne la Pucelle: Les prisons) y músicas preparadas en el 2011 para el concierto ofrecido el 16 de noviembre en La Cité de la Musique en París. A ello se suman textos y comentarios actualizados obra de los mejores especialistas, que nos permiten abordar y comprender mejor toda la riqueza y actualidad de esos acontecimientos capitales de una historia sin parangón. Como homenaje a la increíble epopeya de Juana la Doncella con ocasión del sexto centenario de su nacimiento hemos querido preparar y realizar este proyecto: un enfoque diferente a la vida de esa joven quemada viva a los diecinueve años, a partir de un nuevo libro-cd que contiene y combina textos, recitados, músicas vocales e instrumentales, así como reproducciones de pinturas y miniaturas de la época ilustrativas de los principales acontecimientos que marcaron su breve vida y el prolongado conflicto que enfrentó en su época a franceses e ingleses.

Es muy probable que el encuentro de Juana la Doncella con el delfín Carlos supusiera un giro decisivo en la historia moderna de Francia. Y fue sobre todo la epopeya de esa joven campesina y el camino recorrido desde su pueblo lorenés hasta la catedral de Reims, pasando por Vaucouleurs, Chinon y Orleans, lo que hizo posible el desenlace milagroso del reino de Carlos VII. Apartado ilegalmente de la sucesión al trono por el tratado de Troyes en 1420, contestado por la mayoría del pueblo, repudiado por su madre, Isabel de Baviera, e hijo de un rey loco, expulsó a los ingleses de su reino y concluyó la guerra de los Cien Años, doblegó a los señores feudales, reformó la justicia, el ejército, las finanzas y la administración, y todo ello a pesar de innumerables complots y traiciones. Tras el martirio de Juana, un pueblo desgarrado por la disputa entre armañaqueses y borgoñones se convirtió en nación.

Es mucho más fácil reconstruir el enfoque histórico de una época tan alejada de la nuestra a partir de las crónicas, los textos y los documentos que recuperar el espíritu y el carácter de las músicas contemporáneas de esa época, perdidas para siempre, o de otras, llegadas hasta nuestros días bajo forma de recopilaciones o manuscritos sin ninguna relación evidente con su funcionalidad cotidiana.

Toda partitura no es más que el esbozo más o menos definido de un arte que sólo existe realmente en el momento en que se concreta con los instrumentos o la voz humana. Así, toda música lleva de modo inevitable en sí misma la marca de su tiempo: puede que sea inmortal, pero nunca es intemporal.

Para recrear un universo musical que nos acercara a la fascinante y misteriosa vida de Juana la Doncella, era necesario en primer lugar situarse plenamente en el contexto histórico e intentar descubrir las diferentes funciones y utilizaciones que podía tener la actividad musical en lo cotidiano: cantos y danzas populares, músicas ceremoniales, músicas de corte, iglesia o guerra.

La presencia musical es siempre muy importante. Los soberanos y los nobles suelen viajar acompañados de sus músicos. Los ejércitos van precedidos por trompetas y tambores de guerra y por canónigos cantando himnos. En las batallas a menudo se menciona que «las trompetas y los clarines resonaban tanto que el aire vibraba y también la tierra» (1421). Toda ceremonia de celebración comporta la participación de numerosos ministriles, cantores, etcétera: «los canónigos los recibieron cantando himnos y alabanzas que sabían, y sonaban órganos y trompas, y tañían todas las campanas» (1424). En 1435 se celebraron numerosos conciertos con motivo de la firma en la ciudad de Arras del tratado de paz entre Francia, Inglaterra y el ducado de Borgoña. El 29 de julio el duque de Borgoña entró en Arras precediendo a los representantes de los reyes de Francia, Inglaterra y el papado, y ante ellos «siete trompetas sonando muy melodiosamente». Según Jean Lefèvre, la embajada francesa fue más suntuosa aun: «había reyes de armas, heraldos, perseverantes, trompetas, ministriles, capellanes, y todos oficiales que pertenecían a la condición de príncipes» (Marix 82).

En la caracterización musical del personaje de Juana la Doncella intervienen aspectos muy diversos:
– El origen aldeano de Juana: melodías populares de la época, Ce jour de l’an de Dufay, Rondeau «La tremouille», etcétera.
– El misterio de las voces que oía (santa Catalina, santa Margarita y san Miguel): Veni Sancte Spiritus de Dufay (cantado simbólicamente por dos sopranos y un haute-contre).
– La vocación guerrera: melodía de L’homme armé que se convierte en la Ballade de la Pucelle, por la adaptación del texto de la canción de época, y que interviene a lo largo de los dos años de conflicto hasta su muerte, cuando lo escuchamos (con una corneta y una campana) superpuesto al Planctus Jehanne.

En las músicas funcionales hay tres enfoques muy diferentes:
– Las fanfarrias para las batallas. Para esa parte sobre motivos y temas de la época, se ha imaginado una situación donde las trompetas de los ingleses estarían afinadas con un semitono de diferencia con respecto a las trompetas francesas, además de interpretar ambos fanfarrias completamente opuestas (unos con ritmos binarios y los otros con ritmos ternarios).
– Las músicas necesarias para la ceremonia de la consagración, donde hubo que crear obras «según el espíritu de la época» (Marche royale, Te Deum, Fanfare royale, etcétera) o bien incorporar obras existentes que debían corresponder a las exigencias escénicas de la consagración; Hosanna I y Il y Sanctus de la misa de L’homme armé de Dufay, completados por el himno anónimo de la época que celebra y saluda el regreso del rey, con dos textos cantados simultáneamente: Rejois toy terre de France y Vivat Rex in eternam.
– Las obras o los motivos destinados a crear un atmósfera concreta: Rondeau «Fortune, par ta cruaulté», Dit le Burguygnon, Fortuna desperata, Adoramus te / anónimo, Planctus Jehanne, campanas, arpegios, tambores, y los diferentes motivos como Le départ, Les voix, Les fanfares, Les prières, La marche pour l’Onction que, desde el principio hasta el final de la vida de la Doncella nos recuerdan toda la extraordinaria riqueza de situaciones que se suceden más o menos cíclicamente en los diferentes momentos de su breve existencia.

La relación funcional entre la música y el acontecimiento resulta particularmente significativa. La música en concierto se encuentra a menudo separada de su contexto; liberada del vínculo funcional, se convierte en un acto interpretativo independiente. En la historia de una gesta o una epopeya, toda música se convierte en creativa y debe tener una verdadera relación expresiva o descriptiva (o ambas) con los acontecimientos subrayados. En el fondo, las diferencias entre la puesta en escena cinematográfica y nuestra puesta en escena en libro-cd, hecha de música y declamación, no son tan diferentes; los dos enfoques parten de esa misma búsqueda de un vínculo real o imaginario con la vida, por más que nos obliguen a abordar la creación o la interpretación de esas músicas con un proceder radicalmente diferente, puesto que éste se encuentra condicionado por la imagen en el cine y por el texto y los acontecimientos en nuestro relato histórico-musical. Sin renunciar a su pureza, la palabra y la música llevadas por la emoción y la gracia adquieren una dimensión sagrada y se convierten en parte integrante de un espectáculo global vivo, y nos permiten alcanzar así esa dimensión mágica situada entre la realidad y el mito.

Quizá cause sorpresa el lugar que ocupan en nuestro relato de la vida de Juana las batallas y la prisión. Sin embargo, la realidad más cruda pone en evidencia el hecho de que la deslumbrante y breve epopeya de la Doncella (entre el encuentro con el rey el 6 de marzo de 1429 y su ejecución el 30 de mayo de 1431) tiene dos partes fundamentales: un año de innumerables combates y un año de prisión. Como muy bien subraya Régine Pernoud, «prototipo de la heroína gloriosa, Juana es también el prototipo del prisionero político, de la víctima de las tomas de rehenes y de otras formas de opresión personal que forman parte de la vida cotidiana de nuestro siglo XX [y del XXI]».

JORDI SAVALL
San Juan de Puerto Rico
4 de marzo del 2012

Traducción: Juan Gabriel López Guix

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