ESTAMPIES & DANSES ROYALES. Le manuscrit du roi ca.1270-1320

Hespèrion XXI, Jordi Savall

17,99


Referencia: AVSA: AVSA9857

  • Hespèrion XXI
  • Jordi Savall

“La stanpite es una composición musical sin palabras dotada de una progresión melódica complicada [habens difficiles concordantiarum discretionem] y dividida en puntos [puncti]. A causa de su dificultad, ocupa por entero el espíritu del ejecutante y del auditor, y a menudo distrae el espíritu de los ricos de los malos pensamientos”. Encontramos, como siempre, la convicción profunda de esos ministriles y músicos poetas, conscientes ya de todo el poder que puede tener la música en la educación del hombre.


Nos encontramos en los albores del siglo XXI, por lo que más de siete siglos nos separan de la época en que se crearon e interpretaron estas músicas fascinantes. Sin perder un ápice de la fascinación de su misteriosa y vital belleza, son también unas de las músicas instrumentales más antiguas de la Edad Media, conservadas gracias a una fuente escrita de la época. Hoy nos sorprenden y conmueven plenamente debido a una pulsación rítmica y una magia poética que, a pesar de los setecientos años de amnesia que las separan de nosotros, siguen siendo, de un modo sorprendente, perceptibles y cautivadoras. El gran siglo de san Luis llega a su fin, y en ese momento Felipe IV llamado el Hermoso reina en Francia (1285-1314); en efecto, el tipo de escritura y de notación nos confirma que hacia el final del siglo XIII o como mucho hacia 1310 la mano de un músico anónimo decidió copiar en el hermoso Manuscrit du Roi (mss. francés 844 de la Bibliothèque Nationale, llamado también Chansonnier du Roi), estas ESTAMPIES ET DANSES ROYALES, que hemos restaurado y reinterpretado integramente utilizando instrumentos de época con ocasión de esta nueva grabación.
A pesar de la importancia y la rareza de la fuente, hay que esperar hasta 1907 para que tenga lugar el descubrimiento moderno de estas ESTAMPIES ET DANSES ROYALES, con la publicación por parte del musicólogo francés Pierre Aubry de un interesante estudio musicológico subtitulado «Los textos de música instrumental más antiguos de la Edad Media» y que incluyó el facsímil y la transcripción de la integridad de las obras. Desde entonces, estas músicas se han interpretado en numerosas ocasiones, en conciertos y grabaciones, o por grupos más o menos especializados en el repertorio medieval, pero la mayoría de las veces como piezas aisladas y mezcladas con diferentes obras vocales de la época.

Nuestra elección de una edición integral se justifica no sólo por la gran singularidad y la importancia de la recopilación, sino ante todo por la belleza y la energía vital que emanan de esas músicas de apariencia muy arcaicas pero, en el fondo, verdaderamente modernas por su carácter “improvisatorio” y la genialidad de su estructura y concepción. Puesto que nuestra responsabilidad se sitúa con claridad en el ámbito de lo que cabe definir como la “interpretación históricamente creativa”, no entraremos en los diferentes aspectos musicológicos e históricos presentados de modo magistral por el interesante artículo de David Fallows que acompaña también a esta grabación.
El enfoque artístico de la interpretación de una fuente musical tan antigua y tan virgen de toda indicación musical –puesto que no lleva indicación alguna que nos ilumine con objetividad sobre el tempo, los instrumentos, la función, el carácter, la ornamentación, etcétera; sobre todo, en el caso de “La Prime Estampie”, que está incompleta–, presenta dificultades y desafíos considerables que nos obligan a elecciones que son necesariamente muy personales y, por lo tanto, muy subjetivas. Una vez dicho esto, debe añadirse que los términos personales y subjetivos de este proceder no son incompatibles con una búsqueda musicológica, organológica e histórica rigurosa y profunda. Al contrario, sin ella nos quedaríamos en el terreno de la arqueología, lo cual nos impediría aprehender la verdadera dimensión original y artística de obras que son evidentemente de otro tiempo, pero que siguen muy vivas y fascinantes incluso tras los más de setecientos años transcurridos.
Nuestras elecciones respecto a la instrumentación, el carácter, el tempo y la improvisación se han hecho tras el estudio de las principales fuentes históricas contemporáneas del manuscrito. Se han hecho también tras haber consultado los numerosos textos que nos hablan de la Estampie o de los instrumentos tocados según los escritos poéticos de la época, como los Leys d’amors que nos hablan de “Cil vieleur vielent lais / canconnetez et estampiez” o de “Menestrel de viele [qui] ont une estampie nouvelle”. También –y sobre todo– hemos tenido en cuenta numerosas informaciones teóricas y prácticas contenidas en los principales tratados de la época, como el De musica, publicado por el gran teórico de la música Jean de Grouchy, el parisino conocido más conocido como Johannes de Grocheo (c. 1255-c. 1320).

Todo esto debe asumirse dentro del mayor respeto por devolver a estas músicas toda su riqueza y su frescor implícito, a través de un enfoque que quiere recuperar el papel creativo de los ministriles. Unos músicos no sólo capaces de “interpretar”, sino también de “crear” con sus fídulas, violas de rueda, laúdes, salterios, flautas, musettes y chirimías, así como percusiones, un verdadero discurso y un diálogo musical gracias a su dominio del arte de la ornamentación y la improvisación. Para dar cierta respiración a la audición continuada de estas danzas y estampidas reales hemos intercalado en ellas cuatro obras más antiguas en las que interpretamos en versión intrumental ex tempore las canciones de trovadores, de autores como Giraut de Borneill (1175-1220), Marcabru (1128-1150) y Rimbaut de Vaqueiras (1150-1207). Este último compuso (según su biógrafo contemporáneo) la canción Kalenda maya sobre “las notas de la ’stampida quel joglar fasion en las violas”. Esto nos permite recorrer el camino inverso: la canción nos ayuda a dar con la estampida original que sirvió de modelo a la canción de Rimbaut.
Demos, para acabar, la palabra al testigo musical más importante de la época, al mismísimo Jean de Grouchy (Johannes de Grocheo), quien nos explica qué es “L’Estampie”, para qué puede servir y cuáles pueden ser incluso los efectos benéficos de su práctica: “La stanpite es una composición musical sin palabras dotada de una progresión melódica complicada [habens difficiles concordantiarum discretionem] y dividida en puntos [puncti]. A causa de su dificultad, ocupa por entero el espíritu del ejecutante y del auditor, y a menudo distrae el espíritu de los ricos de los malos pensamientos”. Encontramos, como siempre, la convicción profunda de esos ministriles y músicos poetas, conscientes ya de todo el poder que puede tener la música en la educación del hombre.

JORDI SAVALL
París, enero 2008

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