VENEZIA MILLENARIA

Hespèrion XXI, Jordi Savall, La Capella Reial de Catalunya, Le Concert des Nations

32,99


Reference: AVSA9925

Durante alrededor de un milenio, de 700 a 1797, la ciudad de Venecia ejerció un papel preponderante en el Mediterráneo y en la historia del mundo. Venecia fue fundada por los bizantinos que dieron a esa laguna, situada en los confines de dos ríos donde se aferraban al litoral unos pequeños hábitats precarios, una dimensión de intermediación entre Oriente y Occidente. Esa ciudad por esencia acuática con sus ramificaciones de canales, se convirtió en territorio de mercaderes que, a pesar de proceder de todas partes, actuaron todos en una misma dirección: hacer fructificar los negocios, los intercambios, los intereses. Poco a poco se fue instaurando un comercio que hacía transitar productos de Oriente (especias, sedas, metales preciosos, artículos de lujo) hacia Occidente y, a cambio, partían otros productos (sal o madera, por ejemplo) en dirección a Oriente.


 VENECIA MILENARIA

700-1797

Durante alrededor de un milenio, de 700 a 1797, la ciudad de Venecia ejerció un papel preponderante en el Mediterráneo y en la historia del mundo. Venecia fue fundada por los bizantinos que dieron a esa laguna, situada en los confines de dos ríos donde se aferraban al litoral unos pequeños hábitats precarios, una dimensión de intermediación entre Oriente y Occidente. Esa ciudad por esencia acuática con sus ramificaciones de canales, se convirtió en territorio de mercaderes que, a pesar de proceder de todas partes, actuaron todos en una misma dirección: hacer fructificar los negocios, los intercambios, los intereses. Poco a poco se fue instaurando un comercio que hacía transitar productos de Oriente (especias, sedas, metales preciosos, artículos de lujo) hacia Occidente y, a cambio, partían otros productos (sal o madera, por ejemplo) en dirección a Oriente.

Con la instauración de una república donde el sistema de gobierno oligárquico estaba encabezado por un dogo elegido de modo vitalicio, Venecia consiguió crecer en independencia frente a los bizantinos hasta conseguir imponerse más como un socio comercial que como un vasallo.

Bastante pronto en el curso de ese milenio, esa ciudad mítica se hizo rica, independiente y poderosa gracias al desarrollo de su poderío naval. Tras haber resistido a Carlomagno, hizo la competencia a Roma y se convirtió en la primera potencia económica de la cuenca mediterránea, lo que le permitió desarrollarse en todos los ámbitos técnicos, científicos y culturales, como ponen de manifiesto su arquitectura o sus composiciones artísticas en los terrenos pictóricos, literarios y musicales, entre otros.

Desde principios y principalmente hacia finales del siglo XV, Venecia se benefició de dos grandes ventajas. Gozó de plena liberta de imprenta porque estaba libre de las imposiciones del Vaticano y la Inquisición. Fue la Porta d’Oriente, donde residían personas llegadas de todo el mundo: bizantinos, italianos, árabes, judíos, eslavos, armenios, turcos… Todo ello explica el extraordinario desarrollo de la imprenta. En una época de tanta violencia entre las religiones, debe destacarse que fue en Venecia donde se imprimieron el primer Corán, el primer Talmud y la primera Biblia en italiano vulgar y después de la Reforma protestante, las primeras obras de los reformistas alemanes. El hecho de que sea una ciudad de inmigrantes explica también que se imprima en todas las lenguas; así, aparecieron en ella los primeros libros en griego, en armenio, en alfabeto cirílico… Y en ella se imprimió más de la mitad de los libros europeos, al tiempo que inventó el best-seller y el libro de bolsillo, como también se editaron los primeros textos eróticos, los primeros tratados de cocina, de medicina, etcétera. Estableció, además, los primeros y rudimentarios sistemas de derechos de autor y lo que hoy se llama márketing o técnicas comerciales.

Fue asimismo en esa ciudad multicultural donde nació la edición musical a partir de finales del siglo XV. Aunque hoy situemos simbólicamente su nacimiento en 1501 con la publicación por parte de Ottaviano Petrucci de Harmonice musices Odhecaton, en realidad ya hacia 1480 Ottaviano Scotto (h. 1440-1498), originario de Monza (Lombardía), había imprimido, entre otras obras, espléndidos misales con caracteres rojos y negros. Scotto fue el fundador de una dinastía de tipógrafos que reinó en el terreno de la edición musical a lo largo de todo el siglo XVI. Si bien es cierto que la obra musical editada por Ottaviano Petrucci en 1501 no fue la primera impresa con ayuda de tipos móviles, sí que constituyó la primera obra consagrada enteramente a la música y que no se limitaba a la inserción de breves fragmentos en un texto litúrgico o poético. Durante más de tres siglos la edición musical veneciana desempeñó un papel fundamental en la difusión de la música y la teoría musical italianas y europeas, una difusión que se llevó a cabo más allá de las fronteras y los siglos.

Por último, fue también gracias al comercio y, por lo tanto, a los contactos con el conjunto del mundo mediterráneo, estableciendo factorías en el conjunto de las islas y el litoral, intercambiando objetos pero asimismo acogiendo a hombres de todos los orígenes, que Venecia recibió las influencias del mundo cristiano del Oriente latino y el mundo ortodoxo, pero también de las culturas otomana, judía, armenia y musulmana.

Evocaremos, mediante la música, todas esas influencias, siguiendo los principales acontecimientos de esa fabulosa historia milenaria. Una historia única, de una ciudad diferente, creada por hombres que supieron imaginar y conservar la prosperidad y la libertad de su república durante más de mil años gracias a su valor, sus conocimientos, su capacidad de aventura y de diálogo y, sobre todo, su amor por las artes y la belleza.

Los acompañaremos y permitiremos escuchar los diferentes aspectos sonoros producidos por esos mares Adriático y Mediterráneo según las ciudades, las regiones, los países que los delimitaban. Con los maravillosos cantores del conjunto ortodoxo/bizantino dirigido por el gran chantre ortodoxo Panagotis Neochoritis, los músicos invitados de Grecia, Turquía, Marruecos, Armenia, y los solistas de La Capella Reial de Catalunya, Hespèrion XXI y el Concert des Nations, presentaremos las músicas espirituales y profanas de las más antiguas tradiciones ortodoxas de Bizancio, los cantos de los cruzados, las músicas de Estambul y el Imperio otomano, Grecia, Turquía y, por supuesto, Italia. Vendrán a reforzar y a influenciar las maravillosas producciones musicales que Bizancio y Venecia lograron ofrecer a la historia de la música europea. G. Dufay, C. Janequin, A. Willaert, J. Brudieu, C. Goudimel, A. Lobwasser, A. Gabrieli, C. Monteverdi, A. Vivaldi, J. A. Hasse y muchos otros como Mozart y Beethoven son los nombres prestigiosos que harán resonar y evocar en la Europa de su época y hasta nuestros días la grandeza de una ciudad excepcional cuya hegemonía duró tanto tiempo.

En 1797 las tropas francesas de Bonaparte ocuparon la Tierra Firme y provocaron la caída de la República de Venecia. Para evocar el final de esa historia milenaria, que se precipita bajo la influencia de la Revolución francesa y las ambiciones imperiales de Napoleón, hemos elegido una música algo más tardía pero sorprendente y llena de emoción: el canto revolucionario de la Santa Liga La nuit est sombre, de Luigi Bordèse (1815-1886) con texto de Adolphe Joly, sobre la adaptación para 4 voces de un coro masculino con órgano (o piano) a partir de la música de Ludwig van Beethoven, el Allegretto de la Séptima sinfonía y el Allegro final de la Quinta sinfonía. Nuestra versión musical añade a esas cuatro partes cantadas lo esencial de la textura instrumental prevista en el original de Beethoven, pero interpretada por el muy variado dispositivo utilizado en la segunda parte del programa.

La República de Venecia se extinguió en 1797, pero no ocurrió en absoluto lo mismo con el sueño oriental de la Serenísima que, como afirma Olivier Lexa, siguió inspirando a numerosos artistas e intelectuales, como John Ruskin, quien confirma que «los venecianos merecen una mención particular porque es el único pueblo europeo que parece haber comprendido plenamente el magnífico instinto de las razas orientales». En los albores del siglo XX, el artista y diseñador Mariano Fortuny y Madrazo, hijo del famoso pintor catalán Mariano Fortuny (y Marsal), rindió homenaje a la historia oriental de Venecia por medio de sus lámparas y sus célebres tejidos.

Tras su anexión a la Casa de Austria como consecuencia del tratado de Campo Formio que puso fin a la guerra franco-austríaca, Venecia tendría que esperar hasta 1866 para integrarse plenamente en Italia. Hoy es una de sus ciudades eternas, como Roma, y continúa siendo una de sus más hermosas joyas.

JORDI SAVALL
Bellaterra, 2 de octubre del 2017

Traducción: Juan Gabriel López Guix

 

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