MOZART Requiem

Jordi Savall, La Capella Reial de Catalunya, Le Concert des Nations

17,99



ALIA VOX
AVSA9953
Total: 44’54

 

WOLFGANG AMADEUS MOZART
1756-1791

WOLFGANG AMADEUS MOZART
1756-1791

 

Requiem en Ré mineur, KV 626 (1791)

  1. I. Introitus
Requiem æternam (Adagio) 4’06

  2. II. Kyrie (Allegro) 2’26

III. Sequentia
3. 1. Dies iræ (Allegro assai) 1’50
4. 2. Tuba mirum (Andante) 3’07
5. 3. Rex tremendæ 1’47
6. 4. Recordare 5’07
7. 5. Confutatis (Andante) 2’22
8. 6. Lacrimosa (Larghetto) 2’59

IV. Offertorium
9. 1. Domine Jesu Christe (Andante con moto) 3’13
10. 2. Hostias (Andante – Andante con moto) 3’14

V. Sanctus
11. Sanctus (Adagio – Allegro) 1’22

VI. Benedictus
12. Benedictus (Andante – Allegro) 4’32

VII. Agnus Dei
13. Agnus Dei 3’32

VIII. Communio
14. Lux æterna [Adagio] (Allegro – Adagio) 5’14

 

Rachel Redmond · Marianne Beate Kielland · Mingjie Lei · Manuel Walser
La Capella Nacional de Catalunya

LE CONCERT DES NATIONS
Manfredo Kraemer premier violon
Direction : JORDI SAVALL

Enregistrement réalisé du 11 au 13 mai 2022 à la Collégiale du Château de Cardona (Catalogne)
Enregistrement, Montage et Mastering SACD : Manuel Mohino

 

LUX ÆTERNA

Toda mi vida habría sido sin duda diferente si, durante una tarde del mes de octubre de 1955, no hubiera tenido la suerte de escuchar en directo un ensayo del Requiem de Mozart. Unos meses antes, el primero de agosto, había cumplido 14 años, y el azar quiso que mi profesor, el maestro Joan Just (compositor y director del Conservatorio de Igualada, mi ciudad natal), decidiera preparar la obra con el coro de la Schola Cantorum local. Por lo general, ese día acudía al conservatorio para asistir con él a mis clases habituales de contrapunto y armonía, pero la casualidad quiso que no me llegara el mensaje avisando de la suspensión de la clase debido al ensayo del Requiem.

Sentado discretamente al fondo de la sala, pude asistir a ese ensayo en el que el coro de la Schola Cantorum sólo estuvo acompañado por un órgano y un cuarteto de cuerdas. Desde las primeras notas, quedé totalmente fascinado por la increíble belleza de la obra. La fuerza expresiva de las melodías, la originalidad de los diferentes temas, la perfección del contrapunto y la riqueza de las modulaciones. Al terminar el último acorde, me encontré profundamente conmovido por una experiencia extraordinaria que me había transportado a una dimensión jamás vivida hasta entonces. Estaba trastocado por aquella auténtica «lux eterna» y la gran capacidad de consuelo que se desprendían de esa obra majestuosa. Durante el camino de vuelta a casa, me dije que, si la música tenía el poder de sacudir el espíritu con semejante intensidad, yo quería ser músico.

Unos días más tarde, fui a Barcelona a comprarme un violonchelo de segunda mano. De vuelta a casa, intenté tocar un poco y, tras los primeros momentos de vacilación, enseguida sentí una gran afinidad con el instrumento; los dedos de mi mano izquierda se colocaban y movían con soltura sobre el mástil, mientras que sin gran esfuerzo la mano derecha lograba controlar con bastante rapidez la calidad del sonido con el arco. Tuve la sensación maravillosa de poder cantar de nuevo y de estar como en casa. Comprendí entonces esa sensación única de la que hablaba Mark Twain cuando afirma: «Los dos días más importantes de la vida son el día en que uno nace y el día en que se descubre por qué». En efecto, tras escuchar el Requiem de Mozart y mis primeros tanteos con el violonchelo, tuve la íntima certeza del camino que debía seguir: no dejar de trabajar para dominar y compartir esa luz que da sentido a la vida y alimenta nuestro espíritu.

JORDI SAVALL
Salzburgo, 31 enero 2023

Críticas

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